lunes, 6 de noviembre de 2017

Sin título



Trece prístinas razones.

Ocho conllevan demencia.
Nueve son como las coliflores;
verdes, frescas, se antojan esmeraldas
repletas de blanco cerebro.

Trece gusanos reptando, como expectantes.
Una bombilla que relampaguea.
Y el frío desapareciendo por la rendija
de la habitación.

Ocho angustiosas palabras,
concatenadas,
verdes, frescas, se antojan esmeraldas.
Queda vacío el patíbulo.

Trece puertas diferentes.
Ocho con pestillo, expectantes;
de ser abiertas, de ser entornadas.

Cuatro dedos magullados,
como enganchados a una mano triste;
siempre izquierda.

Dos esmeraldas descansan,
bajo la noche impávida,
se recogen canciones que hablan
de fatigas, amputaciones y mentiras.

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