No existe mérito ajeno que pueda exigir mi sacrificio.
Los únicos sacrificios que valen la pena son el madero, el chivato,
el explotador, el opresor, el gobernante, el lameculos etc.
Que se suicidan evitando, así, joderme la vida.
Todos mis actos serán egoístas, cualquier atentado contra el burgués, el policía, las autoridades, el orden social, la propiedad, el derecho, la moral, discurso dominante, tabú, dogma o cualquier otra herramienta de dominación o potencia autoritaria no serán, sino, actos egoístas; tras de mis acciones no buscaré nada más que defenderme, o venganza, o simplemente satisfacción egoísta, mía; jamás voy a sacrificar la seguridad de mi vida por las masas que no entenderán la radicalidad de mis actos, e ignoran o se resignan a ser oprimidas, robadas, ignorantes, alienadas y/o maltratadas. Sé que exigirán mi cabeza por cualquiera de mis crímenes, sea de la envergadura que sea, se atreverán a elevarse por encima de mi, creyéndose poseedores de una moral superior, y me juzgarán, estoy seguro que lo harán, pues ya lo han hecho otras veces...
No es ningún misterio que no van a agradecer mi sacrificio, para ellos seré un criminal y su respuesta será aplaudir cuando un verdugo cualquiera (llámale juez, policía, carcelero, ciudadano...) ejecute mi castigo.
¡No! ¡No soy tan imbécil! No seré el mártir de nada ni nadie; nada merecen las masas, nada merece aquél que no toma, no es, por si mismo ¡que les jodan! Ellos van a odiarme por lo que soy a mi me son indiferentes por lo que son, así que ¡VIVA YO! Muerte a la causa que se alimenta de mártires.
No hay comentarios:
Publicar un comentario