Desnudo ante la nada,
la incertidumbre me inunda el cuerpo.
He dejado de ser,
no existo más que en el vacío de lo infinito.
No hay respuesta a mi ego,
no hay motivo para que mis entrañas sigan
funcionando más que el de
alargar mi agonía en lo mundano.
Desinteresante, irritante... condescendiente.
No puedo permanecer más aquí.
¿Por qué aún no soy un dios?
¿Acaso este caótico sendero es inevitable?
No hay comentarios:
Publicar un comentario